alguien dijo alguna vez:

“Anda plácidamente entre el ruido y la prisa, y recuerda que paz puede haber en el silencio. Vive en buenos términos con todas las personas, todo lo que puedas, sin rendirte. Di tu verdad tranquila y claramente; escucha a los demás, incluso al aburrido y al ignorante; ellos también tienen su historia.”

Anónimo, 1.693.

jueves, 12 de agosto de 2010

Algo más que unas vacaciones

Agosto, el mes típico de las vacaciones en la “Europa desarrollada”. Todo un año de trabajo en espera de la merecida recompensa: mis vacaciones. Cuando hablamos de nuestras vacaciones nos referimos a un tiempo de descanso, de ocio, de estar más con la familia y/o los amigos, de visitar nuevos lugares, de… Actividades todas que durante el año no son habituales.
A la vuelta de las vacaciones, al igual que suele ocurrir con el inicio de un nuevo año, la mayoría de nosotros volvemos con renovadas ilusiones, o con nuevos proyectos, con otros retos personales y/o profesionales, con la voluntad de que esta vez sí haré eso que siempre decimos y que luego no logramos, con… Todos ellos, proyectos, retos, actividades o ideas que darían a nuestra vida y a la percepción que tenemos de ella, un giro hacia la felicidad y la autorrealización.
Durante el resto de año, cuando no disfrutamos de nuestras vacaciones, estamos en nuestra vorágine particular que no nos permite, ni tan siquiera los fines de semana y festivos, parar para poder pensar. Pensar en nosotros mismos, pensar en nuestra vida, pensar de la vida en general, pensar en lo que tenemos, pensar en lo que queremos, pensar en los que deseamos…
Bien es cierto que la mayoría de veces, en el transcurso de las vacaciones, se dan momentos en lo que llegamos a este tipo de pensamiento. Lo hacemos, nos llenamos de buenas intenciones para la vuelta al trabajo y a la rutina diaria, pero pasadas unas semanas nos rendimos a nuestra cruda realidad, y caemos en los hábitos de siempre. Y como siempre, el pensamiento sin acción, se queda en mera intención.
En la vida, está claro, que no podemos pretender que, haciendo lo mismo y comportándonos de la misma manera, obtener resultados diferentes. Por ello, además de todos esos nuevos proyectos y retos para la vuelta al trabajo después de nuestras vacaciones, debemos plantearnos que debemos cambiar o adquirir terminados hábitos en nuestra rutina diaria.
Deberíamos de empezar por algo importantísimo. Tenemos que conseguir invertir algún tiempo para poder pensar como decíamos, en nosotros mismos y en nuestras vidas. Para poder romper esa rutina que no nos deja pensar te relacionaremos a continuación diferentes propuestas que te ayudarán a pensar, reflexionar y concretar sobre como es nuestra vida y que queremos realmente de ella:
-Espera una noche sin luna y cielo estrellado. Sentado o tendido, con tu mirada en la inmensidad del universo, los pensamientos vendrán solos.
-Puedes coger el coche y buscar una cala o playa tranquila en pleno invierno, siéntate en la orilla y contempla el mar y la línea del horizonte. Siente el sonido de las olas y del propio mar.
-Acude a un bosque o paraje natural y contempla la grandeza de la naturaleza y de nuestro planeta. Recréate en el espectáculo que en sí mismo es la madre naturaleza.
- Al menos una vez al año deberías de visitar una residencia de ancianos, pero no para visitar algún familiar o conocido. Es importante que recordemos cómo serán los días al final de nuestras vidas, si disfrutamos de un mínimo de longevidad.
-Al menos una vez al año deberías de dar una vuelta por un gran hospital, pero no para visitar algún familiar o conocido. Es importante ser conscientes de la maravillosa salud de la disfrutas tú y tus seres queridos.
-Al menos una vez al año deberías visitar un cementerio, pero no en el que puedan estar tus seres queridos, y no vale contar si tienes que asistir algún entierro. La visita deber ser a posta y no por alguna otra cuestión. Es importante no olvidar que todos, hasta tu, algún día ya no existiremos.
En conclusión, además de todos esos proyectos y retos nuevos, en estas vacaciones deberíamos pensar en cómo pensamos cuando no estamos de vacaciones. Y recuerda: con todos los posibles desengaños y sueños rotos, con toda la vorágine y turbulencias del día a día, la vida es maravillosa y tenemos derecho a ser felices. Pero no basta con desearlo, comencemos el camino.