tag:blogger.com,1999:blog-58949319295092560872024-03-13T03:51:44.979-01:00David Javier García OstosReflexiones personales compartidas con la humanidad...o simplemente: cosas que escribo.David Javier García Ostoshttp://www.blogger.com/profile/07695674478082634836noreply@blogger.comBlogger30125tag:blogger.com,1999:blog-5894931929509256087.post-81579996285152169502012-07-24T07:44:00.002+00:002012-07-24T07:44:46.457+00:00Libros que te cambian la vidaA todas las personas que nos gusta la lectura, tenemos ese libro (o libros) que podemos afirmar que nos cambió la vida, que nos marcó, con el que existe un antes y un después, que nos mostró una forma nueva de ver la vida o de interpretarla, que...
Mientras pensaba sobre qué escribir en nuestro editorial de julio, me llegó la noticia del fallecimiento de Stephen R. Covey. De repente un pensamiento: ¿cuánto hace que leí "los 7 hábitos de la gente altamente efectiva"? Covey lo público por primera vez en 1989. No sé cuanto tardó en publicarse en España, pero a mis manos llegó en el 91.
La lectura de "Los siete hábitos de la gente altamente efectiva", me cambió la vida. Los 7 hábitos no es sólo uno de los libros de gestión más influyentes. Es más que un clásico de la literatura de autoayuda, de los libros de negocios... Su publicación supuso una revolución ética, no sólo para el mundo de la empresa, sino para la vida cotidiana.
Los 7 hábitos contiene un sin fin de lecciones magistrales que si la persona interioriza, te conducen al cambio personal. Una transformación de la propia vida, ese es el efecto que tiene sobre la persona que consigue comprender los hábitos que propone Covey.
Cuando uno entiende y aprende los 7 hábitos, una fuerza interior te empuja a aplicarlos en todos los ámbitos de tu vida, y a enseñarlos a todo aquel que te quiera escuchar. Hoy en día, son parte importante e indispensable en mis talleres de coaching. Además, el cambio es permanente, para siempre.
Los principios que proclaman los 7 hábitos se propagan por todas sus páginas, revelando un concepto de vida con carácter universal como un sistema ético de comportamiento personal y colectivo.
Proactividad(1) para tener la iniciativa y la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan, para empezar con un fin en la mente(2) y dar siempre los pasos en la dirección correcta, y establecer primero lo primero(3) liberándose de la tiranía de lo urgente con la disciplina de llevar a cabo lo importante.
Pensar en Ganar/Ganar(4) actuando con integridad, madurez, con mentalidad de abundancia y creando escenarios cooperativos; siempre procurar comprender primero, y después ser comprendido(5) porque cuanto más profundamente comprendamos a las otras personas, más las apreciamos, más respeto tenemos por ellas; y si mostramos comprensión y respeto seremos comprendidos y respetados.
Sinergizar(6) catalizando y liberando energía en un liderazgo transformador valorando y respetando las diferencias en cooperación y confianza, haciendo que el todo sea más que la suma de las partes.
Afilar la sierra(7) en una autorrenovación constante y equilibrada con un espíritu de transición en el que las personas recibimos un mundo y después lo entregamos. Somos transición.
Son 7 hábitos básicos para conducirse por la vida, que representan unos principios que interiorizados se convierten en auténticos cimientos de felicidad personal y colectiva.
Otros libros también me han producido el mismo efecto de cambio que los 7 hábitos de Covey. Pero eso sería cuestión de otro artículo.
(puedes leer este artículo también en: www.sercompetentes.com )David Javier García Ostoshttp://www.blogger.com/profile/07695674478082634836noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5894931929509256087.post-7613902583748353372012-06-19T08:39:00.000+00:002012-06-19T08:39:01.106+00:00El Coach que no sabía que era CoachSus amigos le preguntan y comentan con él sus decisiones importantes. Saben que siempre está ahí. Aunque después de solicitar su ayuda y hablar durante un buen rato, no se puede decir que les haya dicho algo muy importante. Pero eso sí, ahora tienen las ideas más claras sobre lo que quiere y deben hacer.
Cuando tienen un cumulo de cuestiones dando vueltas y vueltas por la cabeza, él siempre le interpela con preguntas sobre que necesitan, desean y quieren realmente. Y después de la conversación, todo parece más claro, más sencillo; o al menos, no tan complicado.
Estos amigos, cuando están dispersos y no se centran en lo que deberían centrarse, él le siguiere de forma sutil que deberían centrarse en lo que más les importa. Siempre recure a la pregunta: "¿esto es importante para ti? cuando tengas la respuesta, sabrás lo que hacer".
Otras veces, cuando se ponen quejosos sobre su realidad, él los interpela: ¿pero esto no es lo que tu habías decidido hacer? Casi siempre te hace ver que tu situación actual no es en función de la realidad actual, sino de tus decisiones pasadas, y que lo que hagas hoy determinará tu futuro. Tú tienes el mando.
Todas las cuestiones que aborda con sus amistades y compañeros, las hace ver desde el optimismo sin caer en una realidad edulcorada de positivismo ingenuo. Influye positivamente en la gente que se relaciona con él.
Siempre ayuda a sacar lo mejor de cada persona con la que se relaciona. Es como un método de motivar pero sin animar exageradamente. Desde la sensatez, ayudándote a descubrirte sin halagos vacios.
Casi nunca habla de él, ni le gusta ponerse como ejemplo a seguir y aún menos de virtud. Siempre encuentra la palabra apropiada para animarte sin halarte o para movilizarte sin molestarte.
Te dice las cosas, pero no te las dice. Cuando hablas con él te invita sutilmente a encontrar tu mismo las respuestas. Siempre hace la pregunta apropiada que te lleva a la respuesta que tu sentías en tu interior pero que no terminaba de salir.
Nunca se desentiende de tus asuntos. Si hablas un tema importante con él. Siempre que te ve, pregunta cómo va o llevas eso, esto o aquello; siempre existe esa llamada, ese mensaje o ese correo interesándose por lo que habíais hablado. Sientes que su preocupación es real y sincera sin caer en la incomodidad de sentirte controlado, pero a la vez sin sentirte ignorado.
Sientes que él está ahí, pero que el protagonista siempre eres tú. Sientes su fuerza invisible pero el esfuerzo lo pones tú.
Ahora que lo pienso, desde hace mucho tiempo, a ese Coach que ahora sí sabe que es Coach, lo conozco yo.
(puedes leer este artículo también en: www.sercompetentes.com )David Javier García Ostoshttp://www.blogger.com/profile/07695674478082634836noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5894931929509256087.post-24223060703536724022012-05-22T11:03:00.000+00:002012-05-22T11:03:23.869+00:00Si...Si sabes reírte de ti mismo a pesar de parecer ingenuo...
Si por el camino de la vida muchas veces tienes problemas para distinguir una montaña de una piedra...
Si descansas cuando crees que debes hacerlo sabiendo que puedes pasar por perezoso...
Si callas y escuchas para aprender a sabiendas que puedes parecer que no tienes opinión propia...
Si te tomas en serio a ti mismo solamente lo justo y necesario aún con el riesgo de parecer demasiado humilde...
Si estas atento a las necesidades de los demás sin sentirte indispensable con peligro de caer en que se aprovechen de ti...
Si interpretas con benevolencia las acciones de los demás dejando a un lado las apariencias aún a dar ocasión de ser tomado por crédulo...
Si examinas seriamente las cosas pequeñas mientras que analizas con tranquilidad las más importantes sabiendo que puedes ser acusado de mesurado...
Si sabes apreciar las sonrisas y olvidar los desaires aun a riesgo de ser tomado por inocente...
Si entiendes que el miedo es libre y va por su cuenta teniendo claro que tus sueños no te los pueden robar a sabiendas que puedes ser acusado de idealista...
Si sabes que cada uno interpretamos el mundo con nuestra mirada condicionando nuestra forma de ver la realidad a pesar de ser tomado por iluso...
Si comprendes que para cambiar el mundo debería de empezar por cambiar tu mismo dando la impresión de cándido...
Si no escatimas en el esfuerzo porque no crees en los atajos a sabiendas de que te tomaran por un utópico...
Si opinas que tu integridad y tu honestidad son parte de tu mejor patrimonio personal sabiendo que te mirarán como quijote...
Si sientes que la vida está compuesta de etapas de crecimiento y desarrollo con la creencia de que cada una de ellas es importante y necesita su tiempo bajo el peligro de ser tomado por un romántico...
Si aspiras a tu independencia sin renunciar a compartir vivencias y proyectos con los demás aún sabiendo que te pueden tomar por soñador...
Si eres paciente contigo mismo sin caer en la complacencia aún a riesgo de parecer acomodado...
Si estas convencido de que la libertad de elegir nos singulariza como seres humanos cayendo en el peligro de ser tomado como un iluso...
Si entiendes que los compromisos con nosotros mismos y con los demás son una de las esencias de la vida aunque te tilden de optimista...
Si...
Si te sientes identificado con la mayoría de estas circunstancias, bienvenido al club, no estás solo.
(puedes leer este artículo también en: www.sercompetentes.com )David Javier García Ostoshttp://www.blogger.com/profile/07695674478082634836noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5894931929509256087.post-26243724812404706982012-03-13T13:48:00.000-01:002012-03-13T13:48:28.603-01:00Sobre el optimismoEs sorprendente que a estas alturas de la humanidad, pueda estar en entredicho las bondades del optimismo. El optimismo entendido como una mirada a la vida siempre desde el aspecto favorable.
La manera en que interpretamos los contratiempos, define nuestra actitud ante la vida. El optimismo es un blindaje especial contra el desanimo y la desidia. El optimista no puede caer en la resignación o en la inacción.
El optimismo implica creer en el ser humano, en la buena naturaleza de las personas y por supuesto, también tener confianza en uno mismo.
El optimista sonríe a pesar de las circunstancias, sin dejarse atrapar por un optimismo cándido, ni tampoco dejarse arrastrar por la euforia de un falso hiperoptimismo. El optimista es realista antes los contratiempos, asumiendo su responsabilidad de acción.
La mirada del optimismo ve primero las posibilidades que las dificultades, las soluciones que las excusas o lamentos, la luz que la oscuridad... El optimista se centra en las soluciones que no en los problemas, se centra en lo que sabe que no en lo que ignora, no busca culpables centrándose en las oportunidades y las soluciones.
El optimista considera el fracaso como una lección para buscar soluciones a los errores subsanables. El optimismo busca al amigo, no al enemigo. Mira hacia adelante, no hacia atrás.
El optimismo es la fuerza para trabajar duro frente a la dificultad extrema. Optimismo es confianza, paciencia, tolerancia, energía, esperanza, implicación...
El optimismo no se pregona, se practica. Para crecer en el optimismo, se trata de querer ser optimista.
(puedes leer este artículo también en: www.sercompetentes.com )David Javier García Ostoshttp://www.blogger.com/profile/07695674478082634836noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5894931929509256087.post-76168626780337401822012-02-12T19:49:00.000-01:002012-02-12T19:50:37.355-01:00Soñadores vocacionalesPodríamos estar de acuerdo que todos necesitamos tener sueños, contar con ilusiones para andar por la vida. Nos referimos a sueños vinculados al soñar despiertos, que no a los sueños surgidos del acto de dormir como resultado del descanso de nuestro cuerpo y nuestra mente.<br />En muchas ocasiones cuando nos dicen: “tú estás soñando”, es como una crítica a tener sueños; cuando los sueños, en definitiva, cambian la vida de las personas.<br />A veces es difícil distinguir los sueños de la realidad, aunque lo importante es convertir nuestros sueños en realidad. Vivir y soñar van de la mano: soñar es la teoría, mientras que la práctica es vivir. Vivir los propios sueños, que no los de los demás. Podemos soñar en singular, y también existen sueños compartidos. Deberíamos soñar más en plural.<br />Con nuestros sueños construimos un mundo ideal. Mucha realidad ha sido antes pensamiento y un sueño en nuestra mente. Sin capacidad de soñar, no existe espacio para construir nada. <br />No basta con soñar despiertos. Podemos caer en el error de vivir en un continuo sueño. Sin despertar a la realidad. Además, para realizar nuestros sueños, hay que estar muy despiertos. <br />Pero también está el error contrario: cuando se acaban los sueños. Muchos opinan: “¿para qué soñar si soy feliz con mi realidad?”. Que alguien no sueñe, no significa que los sueños no puedan existir. También puede ser una forma de renunciar a los propios sueños, negando su existencia. Es imposible que exista alguien que no haya soñado alguna vez.<br />Soñar es gratis. La capacidad de soñar no distingue entre ricos y pobres, ni entre niños y adultos, ni entre hombres ni mujeres. Los sueños son libres, nos envían señales. No podemos negar nuestros sueños. Soñar es optimismo, tener pesadillas es todo lo contrario. Las personas exitosas son seres soñadores <br />Para soñar, primero hay que creer en los sueños. Después saber soñar, y si no se aprende. Solo así lograremos ser soñadores vocacionales.<br />(puedes leer este artículo también en: www.sercompetentes.com )David Javier García Ostoshttp://www.blogger.com/profile/07695674478082634836noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5894931929509256087.post-17865686877047353592012-01-08T18:49:00.000-01:002012-01-08T18:50:19.332-01:00La media botellaLa media botella, el Optimista la ve medio llena.<br />El Pesimista la ve medio vacía.<br />El Motivador piensa en cómo terminar de llenarla.<br />El Egoísta intenta beberse la mitad que queda.<br />El Asertivo pregunta quién se bebió lo que falta.<br />El Generoso busca a quién la pueda necesitar.<br />El Envidioso se interroga quién ha disfrutado ya de la mitad.<br />El Innovador analiza con qué la puede mezclar para completarla.<br />El Empático se relame como si la acabara de dejarla a la mitad.<br />El Ahorrador calcula cuanto le dudaría.<br />El Proactivo mira la fecha de caducidad antes de decidir.<br />El Prudente comprobará que está bien cerrada.<br />El Curioso la levantará para mirar el fondo de la botella.<br />El Luchador buscará otra media botella.<br />El Entusiasta indagará donde están las botellas llenas.<br />El Frustrado pensará que ha vuelto a llegar tarde.<br />El Acomplejado se pregunta para quién será esa mitad.<br />El Alegre celebrará la existencia de la botella.<br />El Espiritual ve todo un universo en la botella. <br />La media botella es siempre la misma media botella.<br />(puedes leer este artículo también en: www.sercompetentes.com )David Javier García Ostoshttp://www.blogger.com/profile/07695674478082634836noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5894931929509256087.post-65904885679981360142011-12-20T06:17:00.000-01:002011-12-20T06:18:31.931-01:00Comidas de NavidadLlega la Navidad, llegan las fiestas navideñas y todo lo que con ellas comporta, y ello incluye las comidas de navidad. Llegan la comidas familiares, de empresa, de amigos, de la asociación, de…<br />Todas estas comidas deberían tener un sentido, pero en la realidad no lo tienen. ¿Existe algo mejor que compartir compañía, conversación, mesa y mantel con personas a las que te sientes unido de alguna forma?<br />Hemos convertido un hermoso ritual en una especie de obligación social. Entre todos, hemos dejado que lo que debería ser una ocasión especial, sea en la práctica una rutina sin más que se remite irremediablemente cada año.<br />No aprovechamos esa comida familiar para sentirnos más cerca y unidos a nuestros familiares. En la comida de empresa, unos se decidan a agasajar a la jefatura, mientras el resto se “divierte” con la crítica de ese comportamiento.<br />Nos encontramos con comidas de “amigos” en las que, cada año que pasa, se reúnen alrededor de una mesa y de mucho alcohol, personas cada vez más desconocidas unas de las otras.<br />Las comidas de asociaciones, clubes, hermandades… se han convertido en competiciones de estatus, o en la interpretación de roles absurdos en un espacio supuestamente de amistad y fraternidad, o en el mejor de los casos un encuentro civilizado para comer en un mismo local. <br />Parece que a todos se nos ha olvidado que lo de comer es simplemente el pretexto perfecto para tener la oportunidad de estar, y sentirse más unidos, con esas personas que nos interesaron, a las que nos consideramos conectados y a las que visualizamos en un futuro compartido. <br />(puedes leer este artículo también en: www.sercompetentes.com)David Javier García Ostoshttp://www.blogger.com/profile/07695674478082634836noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5894931929509256087.post-82420786346569604572011-11-07T11:32:00.000-01:002011-11-07T11:33:45.145-01:00Dar las gracias¡Gracias! Gracias por clickear en el enlace de esa red social y venir a esta web. Gracias por empezar a leer nuestro editorial de noviembre. ¡Gracias!<br />No podemos quedarnos con la idea de que la palabra gracias es solo una expresión de agradecimiento. Por ello, dar las gracias no es lo mismo que mostrar agradecimiento. No podemos quedarnos en un simple formulismo social.<br />Cuando demos las gracias, se trata de ir más allá de dar las gracias. Consiste en hacerlo de forma autentica, con el corazón, poniendo en valor la atención recibida. Agradeciendo de corazón, tomamos conciencia de lo que en verdad significa la expresión gracias. <br />Existe un dicho popular, “es de bien nacido, ser agradecido”. Dar las gracias puede ser gratificante, tanto para la personas que las da, como para quien las recibe. Si el sentimiento es autentico, podemos disfrutar dando las gracias compartiendo la alegría o la satisfacción por lo recibido de la otra persona. Podemos crear esa maravillosa conexión con ese otro ser humano.<br />Dar las gracias no es solo una cuestión de buena educación. Se puede comunicar asertivamente, utilizando un “gracias” para hacer ver a esa persona que está en un error actuando de “de esa manera”. Prueba a decir un “gracias” autentico ante unos malos modos o una mala atención. Harás ver a esa persona lo maravilloso que se pierde por tener la conducta que tiene.<br />No ganas nunca nada esperando un “gracias”, porque entonces no las merecerás. Recuerda que se puede dar las gracias sin decir “gracias”. Un gesto, una sonrisa, una mirada cómplice… también pueden significar “gracias”.<br />Gracias no es solo una palabra, es un sentimiento de unión con otras personas. ¡Gracias por leerme!<br />(puedes leer este artículo también en: www.sercompetentes.com)David Javier García Ostoshttp://www.blogger.com/profile/07695674478082634836noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5894931929509256087.post-15272178009050079482011-10-19T12:36:00.000+00:002011-10-19T12:37:32.495+00:00El poder de la sonrisaDurante muchos años nos han venido convenciendo del poder de una sonrisa, y sus efectos beneficiosos para la salud física, mental y social. Pero a pesar de todos los argumentos a favor, parecemos empeñados en no hacer un uso adecuado de la misma.<br />Sonríe, porque sonreír es gratis. Porque te acerca a los demás seres humanos. Porque genera cercanía, confianza, transmite amabilidad y da un mensaje de ayuda, de apoyo, de servicio.<br />Sonríe, porque es una forma de encontrar tu equilibrio interior, de transmitirlo, de estar en paz, de irradiar paz. La Sonrisa es la luz que ilumina tu vida y de las personas que te rodean.<br />Sonríe, porque sonreír es la mejor arma para cambiar tu mundo, el mundo, nuestro mundo. Sonreír nos acerca a todos un poco más, mejorando nuestro universo interior y la relación con nuestro entorno.<br />Sonríe, porque es un gesto universal que “buena vibración”, de optimismo, que genera una actitud positiva. Sonreír siempre crea un clima favorable para todo y para todos.<br />Sonríe, porque sonreír es una fuerza vital capaz de derribar barreras, de abrir puertas, allanar caminos… Sonreír no es un acto individual, sonreír es compartir una sonrisa creando una unión entre las personas que se sonríen.<br />Sonríe, porque la sonrisa es el idioma de la alegría, de la comunicación inteligente, de la interacción personal. Sonreír tiene un efecto multiplicador, tiene el “efecto espejo”. Sonríe, y te sonreirán.<br />Sonríe, pero hazlo de forma franca y sincera, con el corazón, con el alma, sintiendo tu sonrisa, con convencimiento. <br />Sonríe y se feliz. Transmite felicidad. Por favor, sonríe.<br /><br />(puedes leer este artículo también en: www.sercompetentes.com)David Javier García Ostoshttp://www.blogger.com/profile/07695674478082634836noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5894931929509256087.post-1072890432990657732011-09-14T11:29:00.000+00:002011-09-14T11:30:38.674+00:00Hace muchos miles de años…Hace muchos miles de años, alguno de tus antepasados se habría despertado a la intemperie o en la humedad de una cueva, sin haber disfrutado de tu cómoda cama y del confort de tu hogar. <br />Seguramente, este antepasado no ha ido a ningún armario a preparar la ropa que se pondría hoy. Sus ropas y calzado llevarán varios días en contacto con su cuerpo y con su sudor. Posiblemente algunos parásitos comparten vivienda en el cuerpo y los ropajes. Tú, esta mañana, te has dado tu ducha matinal y luego te has dirigido a todos tu muebles para salir a la calle conveniente mente uniformado.<br />La agenda del día la tenías clara, incluso has decidido dónde comer. Lo de qué comer, yo lo decidirás sobre la marcha, o solo basta con abrir el frigorifico. Tu antepasado se estaría preparando para ir a cazar, pescar o recolectar. Irá en busca de la aventura para ver el sustento de hoy.<br />Tú habrás tomado el transporte público o tu vehículo personal. Tu antepasado prehistórico se habrá dado una gran caminata para conseguir la comida del día.<br />Al salir de casa habrás cerrado tu puerta con llave. Tus antepasados deben defender su hábitat con su propia fuerza. Defenderse de las invasiones de los poblados vecinos, de los ataque de los depredadores…<br />Si al llegar a casa te duele la cabeza, solo tienes que tomar una pastilla del botiquín y tumbarte en el sofá a descansar. Tu antepasado prehistórico seguramente tendría que esperar pacientemente a que la naturaleza de su propio cuerpo resolviera lo del dolor.<br />Podríamos estar horas hablando de las diferencia de la nuestras vidas, con las de nuestros antepasados de hace miles de años… La humanidad fue avanzando. Llego la agricultura, la organización de los pueblos, los inventos, los avances médicos y tecnológicos…hasta la actualidad.<br />Entre tú y tu antepasado prehistórico, ¿quién tiene mejor vida? ¿quién es más feliz? ¿quién está más satisfecho con su vida? ¿quién está más estresado? Cuando hayas contestado a estas preguntas… ¿qué es lo que no te cuadra? Alguien puede explicar ¿como la humanidad ha llegado a estas cotas de “desarrollo” que han venian a mejorar nuestras vidas, mientras al contrario nos encontramos a una gran parte de la población mundial “civilizada” atrapada en el estrés, la desidia, o la depresión? Deberíamos averiguar con urgencia qué es lo no estamos haciendo bien.<br />( este artículo también en: www.sercompetentes.com )David Javier García Ostoshttp://www.blogger.com/profile/07695674478082634836noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5894931929509256087.post-38117753371798395852011-08-08T17:18:00.001+00:002011-08-08T17:21:32.719+00:00En tiempo de crisisEn tiempo de crisis, es tiempo de cambios. Algunos opinamos que es tiempo de oportunidades, de “nuevas” oportunidades; que no de las posibilidades que podrías estar esperando o soñando.
<br />La crisis significa cambio, situación de cambio que no puede traer continuidad porque ya, casi todo no volverá a ser igual. La crisis puede conllevar modificaciones que nos harán evolucionar hacia algo diferente. Y finalmente la crisis puede provocar con cambio brutal cuyos resultados sean revolucionarios.
<br />Lo habitual de una crisis, es que las cosas no vuelvan a ser como antes, y el resultado dependerá en gran parte de nuestra actitud frente a la crisis. Podemos cometer el error de resistirnos al cambio, o al contrario, buscar e intentar aprovechar esas nuevas oportunidades, imbuyéndonos en una especie de revolución silenciosa interior de la que surgirá nuestra regeneración. Nosotros tampoco seremos los mismos después de la crisis, optemos por una y otra opción.
<br />Otra de las claves, es que si nos resistimos al cambio, normalmente heredaremos “sus” oportunidades; mientras que si practicamos la aceptación de la nueva situación y sondeamos “nuestras” nuevas oportunidades llegará la regeneración.
<br />Vivimos momentos decisivos, con consecuencias importantes. No podemos obviar que la situación es difícil y muy complicada. Estamos ante un cambio de nuestra realidad organizada. Esta vez, posiblemente no nos quedemos en un pequeño cambio que signifique una cierta evolución. El cambio será profundo, y porque no decirlo, revolucionario (desde el punto de vista de los resultados).
<br />Aunque a estas alturas del debate, se ha dicho y especulado casi todo sobre la actual crisis, nuestra opinión es que el origen de toda esta crisis se sustancia en la crisis de valores que sufre desde hace mucho tiempo nuestra sociedad “moderna” contemporánea.
<br />Todo parte de la carencia de valores o de valores equivocados. Desde todos los ámbitos, nuestro modelo de sociedad está en crisis. No estamos ni siquiera preparados para la circunstancia más clara e indiscutible: el cambio es continuo, lo único que permanece constante es el cambio.
<br />La primera regeneración debería ir encaminada a como afrontamos las posibles crisis o en cambio en sí. Siempre empezamos con los reproches con la búsqueda de culpables, para después pasar a la fase de autoinculpación, hasta llegar a la aceptación de la nueva circunstancia, para pasar finalmente a la acción para el cambio. ¿Por qué no aprendemos aceptar para saber actuar?
<br />La crisis actual tiene una cara de la moneda que depende de las personas y solo de las personas. Existe una Red de Apoyo Social Anónima que empieza primero por los familiares, les siguen las amistades y termina por la solidaridad de absolutos desconocidos en algunos casos extremos.
<br />Nadie dice que es, o será fácil. Es como el número del trapecista en el circo. Contamos con la red, agarrémonos fuertemente a nuestros valores y no queda otra opción que viajar por el aire hacia el otro lado.
<br />( este artículo también en: www.sercompetentes.com )David Javier García Ostoshttp://www.blogger.com/profile/07695674478082634836noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5894931929509256087.post-52912917574020818782011-07-12T07:27:00.000+00:002011-07-12T07:29:31.169+00:00Alfabetización EmocionalNos adentramos de pleno en el verano, en las vacaciones de los estudiantes, en ese hacer balance del curso escolar, social y político. Los que tenemos hijos, y los que no también, andamos preguntado y analizado las notas académicas de esas personas a las que tanto queremos.<br />Miramos a nuestros hijos con la preocupación de que deben obtener la formación académica y profesional que les permita “ganarse la vida” de una manera honrada. Que deben adquirir cierta capacitación profesional para adentrarse en el mundo laboral. Y por supuesto, nos implicamos en ofrecerles una educación integral como personas.<br />Todo lo expuesto hasta ahora, creo que lo aceptaría cualquier persona sensata. Pero, ¿qué pasa con las emociones? ¿educamos a nuestros hijos emocionalmente? ¿los preparamos para andar desnudos por la vida? Deberíamos de empezar a preocuparnos por la alfabetización emocional de nuestros hijos con la misma pasión que cuidamos de su educación integral, porque si falta la emocional, no es integral.<br />Deberíamos de comenzar a trabajar sobre la percepción, ya que la realidad no es lo que nosotros vemos, esa es nuestra realidad. Una percepción lo más correcta posible de la realidad es un buen punto de partida para trabajar con nuestras emociones.<br />Primero tenemos que aprender a oír los pensamientos, a no identificarnos con ellos, hacerles entender que esa voz que escuchan continuamente no son ellos para a continuación, explicarles que no deben dejarse atrapar por los pensamientos. Si te dejas atrapar por los pensamientos tendrás una visión de la realidad totalmente distorsionada.<br />El siguiente paso sería, no entrar a valorar las emociones como buenas o malas, es una forma más de distorsionar la realidad y el análisis de nuestras propias emociones. No puedes reconocer bien una emoción si previamente ya le has puesto la etiqueta de mala o buena.<br />Decirlo parece fácil, pero permanecer imparcial ante una emoción es muy difícil. Sobre todo, porque la mente nos intentará distraer, ya sea en forma de estímulo externo, ya sea por el comportamiento automatizado debido a experiencias anteriores, o por último, ya sea por un deseo a futuro que tenemos en nuestra mente.<br />Casi toda la literatura sobre el tema de la alfabetización emocional se adentra con demasiada impaciencia en la prescripción de recetas sobre inteligencia emocional o si a caso, sobre habilidades sociales. Pero se echa de menos, el que la persona mire a su interior, no solo analice como se siente, que está bien, pero que sea capaz de tomar conciencia de las emociones sin dejarse arrastrar por su mente ni por sus pensamientos.<br />La alfabetización emocional debería comenzar por lo expuesto hasta ahora. Apercibirse de los propios pensamientos, qué sentimientos tenemos, qué sensaciones nos producen, cómo nos sentimos, percibir incluso qué sensaciones corporales nos producen y, muy importante, qué reacciones están provocando en nosotros.<br />Por último, es clave que entiendan que expresar sus emociones no es malo, que expresar facilita la comunicación. Pero la comunicación de las emociones debe ser el final, no el principio. Cuando cualquier emoción nos “secuestra”, toma la iniciativa y se manifiesta en forma de palabra, gesto o expresión, normalmente desproporcionada.<br />El proceso puede parecer algo simple, pero no es sencillo, necesita aprendizaje. Nuestros hijos pueden aprenderlo ejercitándolo, pero no podemos olvidar el mejor método de aprendizaje con el que contamos los adultos, el ejemplo. De nada sirve que pidamos o enseñemos un determinado comportamiento, si después nosotros mismos no lo ponemos en práctica.<br />Con la alfabetización emocional ayudaremos a nuestros hijos a alcanzar una percepción más correcta de la realidad, a conseguir un mayor y mejor autocontrol, a que tengan un sentido de la realidad acorde con su edad y su capacidad metal e intelectual, a lograr una mayor resistencia a adversidad…a descubrir y obtener el éxito en forma de felicidad. Enseñar a nuestros hijos a vivir consigo mismos y con los demás.<br />( este artículo también en: www.sercompetentes.com )David Javier García Ostoshttp://www.blogger.com/profile/07695674478082634836noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5894931929509256087.post-5817667962225170832011-05-19T08:17:00.000+00:002011-05-19T08:18:07.923+00:00Principio de MultifactorialidadCuando se afronta la declaración de un Principio de manera formal, se trata de presentar una serie de normas o reglas usadas para afrontar un determinado problema o situación. A continuación expondremos nuestra propuesta sobre el Principio de Multifactorialidad, de acuerdo a las normas o reglas siguientes:<br />Primera Regla y Principal: Todas las situaciones y acontecimientos que se producen el universo son producto de una multiplicidad de factores.<br />Segunda Regla: La influencia, incidencia o afectación sobre la situación actual de cualquier acontecimiento de cada uno de los factores suele ser diferente. Es la que llamamos nivel de influencia del factor.<br />Tercera Regla: Cualquier cambio que se produzca en uno de los factores que determinan una situación, producirá a su vez un cambio en dicha situación, alterando el nivel de influencia de todos los factores en la nueva situación.<br />Cuando ocurre algo importante en nuestras vidas que nos inquieta, que nos interesa, que nos preocupa…, buscamos siempre el motivo o la causa del mismo. Y no se sabe muy bien porque, pero casi todos nosotros nos centramos en una causa, en un solo motivo. Parece que tenemos que buscar al culpable de nuestro mal, o al responsable de nuestra felicidad, o a quién nos amenaza…; u otras veces focalizamos el problema o la situación en una causa concreta obviando las demás.<br />Sabemos que los principios son normas de conducta que orientan la acción del ser humano. Todos tenemos “nuestros principios” para guiarnos por la vida, esas reglas de comportamiento o normas de uso personal para escoger las soluciones a problemas o alternativas a situaciones.<br />Nuestros principios son como nuestras normas internas, nuestras creencias básicas para manejarnos por la vida de una forma correcta (¿correcta o feliz?). Son nuestros principios los que nos ayudan a relacionarnos con nosotros mismos, con los otros y con el universo en general.<br />Los seres humanos nos aferramos a nuestros principios como esas verdades fundamentales sin las que nuestras vida no tendría sentido y ni podríamos entender el mundo que nos rodea. Nuestros principios propician nuestros valores, nuestra conciencia y nuestra espiritualidad.<br />Principios, valores, conciencia, espiritualidad…, vinculados a nuestra libertad individual. Son nuestra elección personal sin coacción externa ni ajena, aunque eso si, influidos por nuestro entorno y el contexto, pero una elección personal al fin.<br />Abracemos el Principio de Multifactorialidad, la idea de la multiplicidad. Múltiple es variado, de muchas maneras, lo contrario de simple, y por que no, abundante. Nos encontramos en un modelo multifactorial dinámico de cambio continuo, esto significa además, que todo está interrelacionado entre sí.<br />Si adoptamos entre nuestros principios, el Principio de Multifactorial, adquirimos valores como diversidad, interrelacionalidad y amplitud de miras, adquirimos conciencia de nosotros mismos y de nuestra situación con respecto al mundo, adquirimos una nueva dimensión en nuestra espiritualidad, y sobre todo un desarrollo personal armónico con nosotros mismos, con los otros y con el universo en general.David Javier García Ostoshttp://www.blogger.com/profile/07695674478082634836noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5894931929509256087.post-47013205777925359432011-04-08T17:12:00.000+00:002011-04-08T17:13:02.112+00:00Esas pequeñas cosasEsa ventana del dormitorio que no termina de cerrar bien, esa rozadura en la pared del jardín, esa planta que tengo que cambiar de tiesto, esa mínima perdida de agua que tiene el grifo del cuarto de baño, la cerradura de la azotea que da trabajo para cerrarla, los cinco minutos que adelanta el reloj del salón de casa, ese enchufe que nunca termina de funcionar bien…<br />Todos tenemos esas pequeñas cosas que necesitan que atendamos y que nos tropezamos a diario con ellas, pero que nunca terminamos de arreglar. Incluso se han convertido en parte de nuestro paisaje.<br />Recurriendo a la metáfora, todos tenemos esas pequeñas cosas en nuestra vida que no nos dejan ser mejores, o que nos impiden serlo cuando son muchas pequeñas cosas. Ese montón de cartas del banco sin ordenar, esa manía de salir y llegar siempre con la hora justa, el evitar un saludo por el simple echo de nuestra timidez, culpar al funcionamiento del móvil para no devolver esa llamada, esas pequeñas mentiras “sin importancia” que nos sirven para hacer lo que nos da la gana, pareciendo que hemos hecho lo debido para cumplir con esa persona…<br />Deberíamos hacer un recuento de todas esas pequeñas cosas que no funcionan como deben en casa, en el trabajo, en nuestro comportamiento, en nuestra vida… Esta infinidad de “esas pequeñas cosas” que no son como consideramos nosotros como deben ser, nos cansan, nos irritan y sobre todo nos absorben la energía de forma parasitaria. Energía que necesitamos para ser más felices haciendo las cosas que hemos escogido hacer. <br />Comienza poco a poco, no intentes hacerlo todo en unos cuantos días. Encuentra el equilibrio sin concederte tregua pero dándote tu tiempo. Comienza tu gran cambio con esas pequeñas cosas.David Javier García Ostoshttp://www.blogger.com/profile/07695674478082634836noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5894931929509256087.post-48448943273092799942011-03-09T09:05:00.000-01:002011-03-09T09:06:30.723-01:00Mi propia concienciaNormalmente todos nosotros estamos interactuando con nuestro entorno. Siempre estamos mirando hacia el exterior, hacia nuestro exterior. Vivimos pendientes de nuestro entorno, de de cómo dar respuesta al mismo. Vivimos de forma reactiva, reacción-respuesta. Ocurre algo a nuestro alrededor y allá vamos con nuestra réplica o reacción.<br />Utilizando de manera retorcida e interesada la “ley de adaptación al medio”, esta sociedad moderna nos prepara para estar siempre alerta de lo que ocurre fuera de nosotros, dejando abandonado a su suerte nuestro interior.<br />Muchas personas, en algunos días de su vida, de repente, por cualquier acontecimiento especial, y normalmente trágico, se dan cuenta que no tienen respuestas para replicar a lo que le está sucediendo a su alrededor. Entonces, condenados por las circunstancias, miran a su interior buscando respuestas. Normalmente no las encuentran, y si existen, la mayoría de las veces no son de agrado.<br />El ser humano en general, necesita cierto aprendizaje para cualquier tarea, incluso para las más cotidianas. Esta afirmación también es aplicable al funcionamiento mental de las personas. Por tanto, ni no tenemos cierto habito de mirar hacia nuestro interior, lo normal es que cuando llegue el momento, normalmente no elegido, de que tenemos la necesidad de esta introspección, necesitaremos más tiempo que el que desearíamos, para obtener respuestas.<br />Normalmente, cuando empezamos a mirar en nuestro interior, a navegar por nuestra propia conciencia, en los estados iniciales de esta sana actividad, normalmente como ocurre cuando entramos en una habitación por primera vez, nos llamará la atención el posible desorden, la suciedad, las manchas…aunque terminemos buscando ese cuadro en la pared que si nos agrada o alegra la vista. <br />Si por cualquier acontecimiento, nos vemos arrastrados a mirarnos hacia dentro, a la pesadumbre que acarreamos, se le unirá el caos del desorden interior de nuestra propia conciencia. De ahí la importancia de que tomemos conciencia de la importancia de parar de vez en cuando, dejar de “vigilar” nuestro entorno y adentrarse en las desconocidas aguas de nuestra conciencia.<br />Como cualquier actividad, necesita su tiempo y su técnica. Si adquirimos ese hábito de la introspección, cada vez sentiremos más control sobre está acción que se transformará en una mayor sensación de control de nuestras vidas, y mayor sentimiento de independencia de la circunstancias y acontecimientos que se suceden en nuestro entorno.<br />Te invito a que adquieras este hábito: disfrutar de la quietud y paz interior al zambullirme desnudo para bucear en mi propia conciencia.David Javier García Ostoshttp://www.blogger.com/profile/07695674478082634836noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5894931929509256087.post-20922598466921630652011-02-14T18:51:00.000-01:002011-02-14T18:52:27.934-01:00Tomando Plena ConcienciaEn nuestra moderna sociedad contemporánea todos andamos metidos en nuestras “cómodas rutinas” que parecen que nos hacen la vida más fácil. Aprendemos cómo hacer una cosa, y lo grabamos en nuestro disco duro (cerebro) para repetirlo de la misma manera el resto de nuestra vida. Parece, que de esta forma, nuestro cerebro y nuestra mente economizan energía para poder usarla en otras tareas, supuestamente más importantes.<br />Todos hemos tenido alguna vez la sensación de que somos autómatas. A sonado el despertador, nos hemos levando del mismo lado de la cama, las zapatillas de casa estaban donde debían estar, hemos entrado en el cuarto de baño, hemos desarrollado todas nuestras rutinas, hemos preparado el café, hemos ojeado algo parecido a lo de todas las mañanas mientras dábamos los últimos sorbos, hemos ido de camino (por el mismos de siempre) al trabajo, nos hemos sentado, hemos encendido el ordenador, hemos abierto el correo…<br />Algún día que otro, las zapatillas de casa no están donde debieran, o nos falta pasta de dientes, o no encontramos la corbata que nos ponemos siempre con este traje, o nos hemos quedado sin azúcar para el café, o una de las calles hacia el trabajo está cortada…y entonces nos alteramos al ver alterada nuestra “maravillosa” rutina del “lo tengo todo controlado”.<br />Este es solo un pequeño ejemplo de las cómodas rutinas que nos llevan al automatismo, y que nos hacen perder una actitud consciente de todo lo que nos va ocurriendo segundo a segundo en nuestras vidas. Parece un dilema difícil de de entender. Si hacemos cosas automáticamente para supuestamente utilizar los recursos de nuestra mente en acciones más provechosas, ¿por qué, entonces, utilizamos otras actividades para mantener la mente ocupada?<br />Cuando conducimos necesitamos poner la radio o música, cuando trabajamos nos dejamos acompañar por el hilo musical del ordenador, cuando nos desplazamos por la calle o en el transporte público llevamos nuestros auriculares o algo para leer. Llegamos a casa y lo primero que hacemos es encender la televisión o la radio o poner música para no sentirnos solos…<br />Nos movemos en un continuo vaivén entre desocupar la mente con los automatismos y rutinas por un lado; y por otro lado ese ocupar la mente para poder controlar nuestros pensamientos. En esta especie de baile de vals con la vida, vivimos engañados pensando que sabemos los pasos y que nosotros llevamos el ritmo de la música.<br />Hemos dejado de ser plenamente conscientes de cómo transcurre nuestra vida. Debemos recuperar la Plena Conciencia de lo que ocurre en nuestras vidas y a nuestro alrededor. Podemos empezar por las pequeñas cosas. Cuando realices cualquier actividad cotidiana, párate, obsérvate, piensa en cada movimiento, en cada acción, en cada sensación, en cada pensamiento, se plenamente consciente de lo estás haciendo. Podemos recuperar el placer por hacer las cosas y hacerlas bien.<br />Prueba a ir en silencio conduciendo hacía el trabajo, observa a las personas de los otros vehículos en el semáforo, presta atención a los peatones que cruzan por el paso de cebra, fíjate en todas esas cosas que estaban todos los días ahí y que hasta hoy no te has percatado de su presencia…<br />Deja el libro en casa para ir en el transporte público, no te pongas los auriculares, no escuches música si sales a correr… advierte las cosas y las personas que están en tu camino, escucha el ruido de la calle, el sonido de los aparatos y edificios, las conversaciones de las personas, observa a esa pareja mirándose, la sonrisa de ese bebe…<br />Cuando llegues a casa y cierres la puerta, párate, observa tu hogar, vuelve a mirar los cuadros, los adornos, la disposición de tus muebles, piensa en los tuyos que están en esas fotos… Cierra lo ojos, respira hondo, alcanza a sentir ese olor familiar como cuando llegas de un largo viaje. Mira en todas las habitaciones con todos sus recuerdos, abre los armarios y cajones que te contarán muchas historias…<br />Por último, siéntate o túmbate en tu lugar favorito de tu casa, ese sitio donde ves pasar toda tu vida familiar. Ahora cierra los ojos, respira hondo, siente como el aire de tu hogar entra y recorre todo tu cuerpo… Sin apenas darnos cuenta hemos tomado plena conciencia de nuestra vida.David Javier García Ostoshttp://www.blogger.com/profile/07695674478082634836noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5894931929509256087.post-46642244064712424792011-01-12T22:29:00.001-01:002011-01-12T22:29:42.012-01:00El Juego de la VidaMuchos de nosotros nos tomamos la vida como su fuera un juego. Participamos en una eterna competición por casi todo, formando parte de la humanidad, de esta humanidad. Desde que nacemos competimos con nuestros hermanos por el amor de nuestros padres; competimos con otros humanos por conquistar el amor de la persona amada; competimos con nuestros iguales para conseguir el afecto de nuestros amigos; competimos con el resto de la humanidad para alcanzar la aprobación social; competimos…<br />Nos tomamos la vida como una competición, competimos continuamente, en todo momento, lugar y circunstancias…nos medimos a cada momento con todo y con todos. Entramos, y por tanto aceptamos, en un juego con unas reglas muy concretas. <br />Las reglas del juego de la vida, parece que están claramente definidas. Se trata de ganar o perder, del todo o la nada. Si no gano, es que pierdo. Si no lo consigo todo, no sirve para nada. Si tú pierdes, que importa si yo gano.<br />Nos preocupa en qué división jugamos dentro del juego de la vida que se mide por el ranquin social. Miramos que puesto ocupamos en la clasificación de ese ranquin social de la división en la que nos ha tocado jugar. En esta competición no se suman puntos, se trata de ser capaz de acumular el mayor patrimonio posible. Cuanto tienes, cuanto vales.<br />Cuando estamos en la vorágine de la competición, no valen los términos medios. Todo lo vemos como bueno o malo (para nosotros), nos afecta o no nos afecta (a nosotros), sirve o no sirve (a nuestros intereses).<br />En el lenguaje competitivo predominan palabras como rendimiento, rentabilidad, contraprestación, ganancia, compensación, utilidad, provecho, beneficio, valioso… Las estrategias se mueven entre la más defensiva hasta la más ofensiva…La mentalidad nos puede dar una visión de la vida de lo más pesimista, o al contrario, todo lo optimista posible… <br />En todo esto existen muchas cuestiones que no me cuadran, pero no sé muy bien cuales, ni cuanto, ni como. ¿Será que la vida es algo más importante que un simple juego?David Javier García Ostoshttp://www.blogger.com/profile/07695674478082634836noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5894931929509256087.post-70437876361417169632010-12-08T22:23:00.001-01:002010-12-08T22:23:45.680-01:00Balance AnualLlega diciembre y con él las navidades y el final de año. La época navideña es muy propicia para las fiestas, el consumo, grandes encuentros, otros encuentros no tan pequeños, visitas y reuniones familiares…<br />Nos bebemos los últimos sorbos del año, y devoramos prácticamente los días finales con los que damos por concluido un años más de nuestras vidas. Seguramente, durante estos días festivos y familiares, recordaremos a los seres queridos que ya no están, y que nunca volverán.<br />Probablemente, estaremos ocupadísimos entre compromisos sociales, personales, laborales, familiares y otros de cualquier índole. Y es posible que no tengamos ni momento para nosotros, aunque solo sean algunos minutos, para tranquilamente estar con nosotros mismos.<br />Cada final de año, nuestras empresas, instituciones y organizaciones en general, realizan un balance sobre su situación. En este balance, en un sentido estricto, las empresas contabilizan en el activo, todos los bienes y derechos de cobros con que cuentan; mientras que en el pasivo, contabilizan las deudas que tienen con terceros.<br />Por una vez, podríamos tomar buen ejemplo de estas organizaciones, y autoimponernos hacer balance de cada año que finaliza. Utilizar algunos minutos para tranquilamente, en solitario, hacer un balance personal de nuestra vida en general y del año que finaliza en particular. Sin mentiras, sin falsos pretextos, sin autoengaños condescendientes, sin coartadas ficticias…<br />Preguntarnos: ¿Cuál es el nuestro patrimonio personal? Por supuesto, no solo ver con qué cosas físicas contamos, se trata además de valorar (de poner en valor) nuestra familia, nuestra carrera profesional, las amistades, la salud… Se trataría de valorar no solo lo que tengo, sino lo que soy. También deberíamos ver qué creemos que nos deben, qué personas están de más en nuestra mochila de la vida. Además, tendríamos que ver a quienes debemos algo, a quienes he fallado últimamente; y por supuesto, que nos debemos a nosotros mismos. <br />A la hora de realizar nuestro balance anual, podríamos sugerir los siguientes consejos:<br />-En el qué soy, más que el qué tengo; el planteamiento que deberíamos hacernos es: ¿soy feliz? ¿más o menos feliz que el año pasado? ¿y por qué?<br />-En el qué nos deben, lo que deberíamos tener claro es: ¿qué personas queremos llevar en nuestra mochila de la vida y quiénes no?<br />-En el qué debo, deberíamos preguntarnos ¿a quiénes hemos fallado? ¿quiénes son verdaderamente importantes (de importarnos) para nosotros? ¿por qué no lo hacemos, si tan importantes son?<br />-Además, en el qué debo, está lo que nos debemos a nosotros mismos: ¿de qué nos estamos privando? ¿qué dejamos hacer que nos apetece? ¿a qué estamos renunciando? ¿nos merece la pena?<br />-Deberíamos preguntarnos ¿cómo es la relación con nuestra familia, con nuestros compañeros de trabajo, con nuestros colaboradores, con nuestros superiores, con las amistades? <br /><br />Este balance anual puede hacer las veces, perfectamente, de un diagnostico personal de nuestra vida. Después de un buen diagnostico, deberíamos ponernos a pensar en el año nuevo que viene… pero eso lo dejaremos para los primeros días del próximo mes de enero.David Javier García Ostoshttp://www.blogger.com/profile/07695674478082634836noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5894931929509256087.post-79995092761452363542010-11-09T16:44:00.000-01:002010-11-09T16:45:31.942-01:00Una mochila para una vidaTodos nosotros, al nacer venimos al mundo con una mochila imaginaria que llevamos hasta el fin de nuestros días. Esa mochila se va llenando de vivencias, experiencias, pericias, rutinas, costumbres, recuerdos, añoranzas, conocimientos, habilidades, esperanzas, destrezas, miedos, hábitos, talentos, sueños…<br />También metemos cosas físicas como algunos lugares, ciudades, sitios, habitaciones, prendas de vestir, objetos ya inútiles… Pero además, guardamos personas que están en nuestra vida, que alguna vez estuvieron, o que deseamos que estén pero que no quieren estar o ya no volverán…<br />Pasamos por la vida guardando de todo en nuestra mochila. De pequeños no sentimos su peso porque es tan ligera que apenas nos damos cuenta que la llevamos con nosotros. En la adolescencia y nuestra juventud, no paramos de llenarla; además pensamos que nuestra mochila aguantará todo el peso, y no caemos en la cuenta que la mochila va sobre nuestra espalda y que su peso será para nosotros para resto de la vida.<br />La fuerza de nuestra juventud hace que no nos percatemos del volumen y del peso que nuestra mochila va adquiriendo con el paso del tiempo. Pero llega nuestra vida adulta, y es cuando verdaderamente nos vamos dando cuenta de que la mochila pesa, o que a nosotros nos cuesta cada vez más llevar nuestra mochila. <br />Lo cierto y verdad, es que nos llega el momento de plantearnos como continuar nuestro camino por la vida sin demasiado sufrimiento. Entonces, tenemos que intentar ser más fuertes para soportar el peso de la mochila, o aligerar el peso de la misma, o ambas cosas a la vez. <br />Aunque lo de ser más fuerte es una buena idea, el paso irremediable del tiempo y la preocupación por nuestra salud, aconsejan que quitemos peso de nuestra mochila.<br />Una primera recomendación sería deshacernos de los malos recuerdos, olvidar las experiencias dolorosas y dejar de un lado nuestros odios. Después podríamos centrarnos en afrontar nuestros miedos, cambiar los malos hábitos, no reprocharnos nuestras frustraciones y liberarnos de los prejuicios.<br />Todos mantenemos relaciones durante años con personas que no nos aportan nada personal ni humanamente. Son esas personas que están ahí colgadas de nuestra mochila, haciéndonos sentir más débiles, limando nuestra autoestima, limitan nuestra actuación y solo ponen piedras en el camino. <br />No hemos tenido el coraje suficiente o quizá nos hemos dejado llevar por la apatía. Pero está claro que no hemos sido capaces de terminar con esas amistades o relaciones “tóxicas”. Tenemos que sacar de nuestra mochila, de nuestras vidas, a las personas “toxicas”. Con educación, sin aspavientos, poco a poco pero sin pausa…pero es indispensable que nos liberemos de esas relaciones. Y si llegamos a la conclusión de que alguna de esas personas, aun como son, nos interesan, tenemos que hacerles ver que no nos están ayudando.<br />Tampoco estaría mal deshacernos del peso de algunas cosas materiales, que si nos paramos a pensa,r no sabemos muy bien porque las adquirimos. Los que piensan “cuanto tienes, cuanto vales”, tienen chocheras llenas de vehículos que apenas conducen, trasteros llenos de objetos inútiles, buhardillas repletas de artilugios ya anticuados sin apenas ser usados, armarios llenos de ropas que no se ponen…<br />Mucha gente se percata de todo esto cuando ya no le queda ni fuerza, ni aliento, y lo que es peor, ni tiempo para hacerlo. ¿Estamos preparados? Pongamos todos en orden nuestra mochila.David Javier García Ostoshttp://www.blogger.com/profile/07695674478082634836noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5894931929509256087.post-91718149049452487572010-10-04T18:04:00.000+00:002010-10-04T18:05:33.741+00:00Cada cosa, a su tiempoUna vez alguien dijo: “Las personas nacen, corren por la vida y mueren”. Hoy día existen libros que te ofrecen aprender o hacer algo en una semana, en días, en 24 horas… Incluso existen autoescuela que te garantiza prepararte para aprobar el “teórico del carnet de conducir” en una semana. Se comercializan resúmenes de libros “indispensables” para presumir que los hemos leído. <br />Nos encontramos comida precocinada que te ofrece: “un solo minuto de microondas y listo para comer”. Está generalizada la comida rápida fundamentalmente de hamburguesas y pizzas. Coches rápidos que no deberían superar la velocidad máxima permitida. Niños con agenda de “ejecutivos” llena de actividades extraescolares. Esas transformaciones de gente normal en posesos gritando y dando volantazos en el coche.<br />Todos estamos atrapados por el tiempo. Tenemos que ir al ritmo que nos impone esta sociedad sino, nos ven como gente rara. <br />¿Alguien se ha parado a valorar (incluso económicamente) el coste para esta sociedad y sus individuos de esta vorágine de velocidad? Estrés, ansiedad, fatiga crónica, depresiones, irritabilidad, infartos, Burnout, desmotivación, improductividad, insatisfacción, ulceras de estomago, indigestión, cefaleas, trastornos del sueño…estamos cada vez más enfermos y menos felices.<br />Esta velocidad nos separa de nuestros amigos, de nuestras familiar…y lo que es más grave, nos separa de nosotros mismos. Pasamos por la vida sin vivirla. Ni siquiera nos permitimos disfrutar de los buenos momentos, inmediatamente tenemos que dejarnos arrastras por la vorágine. Y por no hablar de la falta de paciencia, esa impaciencia que no da su tiempo a cada cosa.<br />Nuestra obligación con nosotros mismos, nuestra familia, nuestros hijos, nuestro entorno en general…es decir basta. No se trata de hacer “una declaración de guerra” a la velocidad. Velocidad por la velocidad: la enfermedad de nuestro tiempo, es una pandemia. No solo se conforma con ser una religión a la que todos rinden culto, se está convirtiendo en una secta. Para muchas personas la velocidad se manifiesta como una especie de adicción. Si paran, no sabrían como vivir<br />Podemos proponernos hacer las cosas con rapidez al mismo tiempo que mantenemos una actitud mental de tranquilidad, manteniendo la serenidad y la calma. Se trata de encontrar un equilibrio, imprimiendo a cada cosa su tiempo; rapidez cuando las circunstancias los demandan o, lentitud si la situación verdaderamente lo requiere. <br />No se trata de hacer un canto a la lentitud. Tampoco se trata de que algunas cosas siempre sean lentas o otras siempre rápidas; lo mas importante es que nosotros decidamos qué y cuándo queremos que sean o lentas, o rápidas. Lo dicho, encontrar el equilibrio. Es nuestro derecho como seres humanos.<br />Aunque es nuestro derecho el decidir que velocidad imprimimos a nuestras vida, cuando no lo ejercemos siempre terminamos rendidos a la dictadura de la velocidad. Cuando corremos solo rozamos la vida. Ir más lentos nos hará poner los pies en la tierra, y al fin y al cabo, vivir nuestra vida que fue creada para ser vivida.David Javier García Ostoshttp://www.blogger.com/profile/07695674478082634836noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5894931929509256087.post-26340108141211584642010-09-23T08:12:00.000+00:002010-09-23T08:13:20.473+00:00El líder, se lideraSería muy extraño, o al menos atípico, encontrarnos un verdadero líder que no tuviera la capacidad de liderarse a si mismo. No conozco ningún buen líder que sea considerado como tal, y que después no tenga éxito en la mayoría de facetas de su vida. No significa que la vida de los líderes, a parte de cuando ejercen su liderazgo, sea perfecta; y no quita que algunas cosas no vayan del todo bien.<br />La historia nos ilustra ejemplos de grandes líderes sociales con vidas personales o privadas muy tormentosas. También, existe cierta leyenda urbana en la que se da por sentado que el liderazgo con un triunfo público, llega consigo irremediablemente el peaje de una vida privada o familiar nada recomendable. Si esto es del todo cierto, para ellos el éxito y su “liderazgo carismático”.<br />El verdadero líder demuestra su pericia, sabiendo liderar su propia vida. Entiendo que si uno de es capaz de dirigir y organizar su propia vida no está plenamente capacitado para dirigir, organizar y, por tanto, liderar a nadie.<br />El primer paso hacia el liderazgo interpersonal, es el liderazgo personal. Las personas que proyectan su vida hacia un liderazgo, ya sea social, político, profesional…, dejando a un lado su proyecto vital; estarán, tarde o temprano, abocados a una vida fracasada.<br />Además, creo que este es uno de los grandes males de la actual sociedad moderna. Nuestra sociedad está llena de muchas personas sin más proyecto vital personal que el poder disfrazado de liderazgo. El fracaso personal nos lleva al líder fracaso, y los líderes fracasados dirigen un modelo de sociedad fracasado.<br />Mejores personas, mejores líderes, nuevos liderazgos, una nueva sociedad. Nuestro reto estará en conseguir proyectos vitales que acompañen al líder al éxito público, en el que nuestros líderes hagan un uso del poder como un medio, nunca como un fin.David Javier García Ostoshttp://www.blogger.com/profile/07695674478082634836noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5894931929509256087.post-12948478557068779052010-09-06T15:12:00.000+00:002010-09-06T15:14:01.129+00:00¿Qué tiene de malo volver a nuestro día a día?Con la vuelta de las vacaciones, en cualquier tertulia o conversación, con indiferencia de su formalidad, empezamos a oír frases que podemos asimilar con la queja, protesta o pesadumbre por volver a nuestro quehacer diario.<br />En principio, deberíamos pensar que el quehacer diario de muchas personas, por culpa de esta crisis, es buscarse un quehacer diario. Así que considerémonos unos auténticos privilegiados o al menos afortunados, los que contamos con un quehacer diario llamado empleo remunerado.<br />Partiendo de la obviedad anterior, vamos a intentar ayudar en como deberíamos afrontar nuestro quehacer diario después de unas vacaciones, o después de cualquier otro acontecimiento que nos haya obligado o inducido a plantearnos cuestiones sobre nuestro trabajo; sea este un empleo remunerado, o nuestra actividad empresarial o profesional, o nuestras tareas domésticas, o nuestras obligaciones familiares…<br />Existen determinadas actividades en nuestras vidas que simplemente, sin trapujos, no disfrutamos y sabemos que no vamos a poder disfrutar realizándolas. Si existe algo que no podemos disfrutar haciéndolo, lo más recomendable es aceptarlo; sin más, aceptar que debemos hacerlo.<br />Con la aceptación, encontramos esa cierta paz o tranquilidad que se precisa para realizar cualquier actividad humana. Sería un grave error “comerse la cabeza” con lo poco que nos gusta o lo pesada que es esta actividad. La aceptación significa que mientras realizo esa “dichosa” actividad, lo hago en buena disposición, con la intención sincera de hacer bien las cosas.<br />Si estas en este caso en la mayoría de tu vida, deberías plantearte algunos cambios en la misma. Date tu tiempo, pero deberías de empezar a organizar tu vida con una mayoría de actividades que no impliquen aceptación. <br />Otras veces, disfrutamos realmente con lo que hacemos. Entonces, ¿Por qué quejarse? Tienes un doble privilegio: tienes que hacer algo con lo que gozas. Es cierto, que con el paso del tiempo, perdemos la perspectiva de hacia dónde nos dirigimos y qué sentido tiene lo que estamos haciendo. Entonces, cada vez nos sentimos menos gozosos y disfrutamos menos con nuestro quehacer diario. <br />Es muy importante parar, de vez en cuando, en la vorágine del día a día; y reflexionar sobre cuáles son las cuestiones que provocan que disfrutemos con nuestro quehacer diario. De esta manera, esas “pequeñas crisis” serán cada vez menos, y de menor duración.<br />Existe el caso de personas que no solo disfrutan de su quehacer diario, sino que gozan profundamente. Es el tipo de personas que a los demás nos sorprenden por su entusiasmo en el trabajo o cualquiera otra actividad. Si el estado anteriormente mencionado, el de disfrutar con nuestro trabajo, es el recomendable; este estado de entusiasmo en el quehacer diario sería el ideal.<br />Existe un factor común en todas las personas que tienen ese quehacer diario dominado por el entusiasmo. En todas esas personas, su quehacer diario le da sentido a sus vidas. Este es el pequeño gran secreto. Muchas veces fue primero el quehacer diario y luego llegó la situación de que aquello le daba sentido a su vida. Otras pocas personas, fueron más valientes: comprobaron que es lo que daba sentido a su vida, y luego lo convirtieron en su quehacer diario. Perfecta enseñanza de vida.David Javier García Ostoshttp://www.blogger.com/profile/07695674478082634836noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5894931929509256087.post-10088078964703885582010-08-12T10:33:00.000+00:002010-08-12T10:34:14.967+00:00Algo más que unas vacacionesAgosto, el mes típico de las vacaciones en la “Europa desarrollada”. Todo un año de trabajo en espera de la merecida recompensa: mis vacaciones. Cuando hablamos de nuestras vacaciones nos referimos a un tiempo de descanso, de ocio, de estar más con la familia y/o los amigos, de visitar nuevos lugares, de… Actividades todas que durante el año no son habituales.<br />A la vuelta de las vacaciones, al igual que suele ocurrir con el inicio de un nuevo año, la mayoría de nosotros volvemos con renovadas ilusiones, o con nuevos proyectos, con otros retos personales y/o profesionales, con la voluntad de que esta vez sí haré eso que siempre decimos y que luego no logramos, con… Todos ellos, proyectos, retos, actividades o ideas que darían a nuestra vida y a la percepción que tenemos de ella, un giro hacia la felicidad y la autorrealización.<br />Durante el resto de año, cuando no disfrutamos de nuestras vacaciones, estamos en nuestra vorágine particular que no nos permite, ni tan siquiera los fines de semana y festivos, parar para poder pensar. Pensar en nosotros mismos, pensar en nuestra vida, pensar de la vida en general, pensar en lo que tenemos, pensar en lo que queremos, pensar en los que deseamos…<br />Bien es cierto que la mayoría de veces, en el transcurso de las vacaciones, se dan momentos en lo que llegamos a este tipo de pensamiento. Lo hacemos, nos llenamos de buenas intenciones para la vuelta al trabajo y a la rutina diaria, pero pasadas unas semanas nos rendimos a nuestra cruda realidad, y caemos en los hábitos de siempre. Y como siempre, el pensamiento sin acción, se queda en mera intención.<br />En la vida, está claro, que no podemos pretender que, haciendo lo mismo y comportándonos de la misma manera, obtener resultados diferentes. Por ello, además de todos esos nuevos proyectos y retos para la vuelta al trabajo después de nuestras vacaciones, debemos plantearnos que debemos cambiar o adquirir terminados hábitos en nuestra rutina diaria.<br />Deberíamos de empezar por algo importantísimo. Tenemos que conseguir invertir algún tiempo para poder pensar como decíamos, en nosotros mismos y en nuestras vidas. Para poder romper esa rutina que no nos deja pensar te relacionaremos a continuación diferentes propuestas que te ayudarán a pensar, reflexionar y concretar sobre como es nuestra vida y que queremos realmente de ella:<br />-Espera una noche sin luna y cielo estrellado. Sentado o tendido, con tu mirada en la inmensidad del universo, los pensamientos vendrán solos.<br />-Puedes coger el coche y buscar una cala o playa tranquila en pleno invierno, siéntate en la orilla y contempla el mar y la línea del horizonte. Siente el sonido de las olas y del propio mar.<br />-Acude a un bosque o paraje natural y contempla la grandeza de la naturaleza y de nuestro planeta. Recréate en el espectáculo que en sí mismo es la madre naturaleza.<br />- Al menos una vez al año deberías de visitar una residencia de ancianos, pero no para visitar algún familiar o conocido. Es importante que recordemos cómo serán los días al final de nuestras vidas, si disfrutamos de un mínimo de longevidad.<br />-Al menos una vez al año deberías de dar una vuelta por un gran hospital, pero no para visitar algún familiar o conocido. Es importante ser conscientes de la maravillosa salud de la disfrutas tú y tus seres queridos.<br />-Al menos una vez al año deberías visitar un cementerio, pero no en el que puedan estar tus seres queridos, y no vale contar si tienes que asistir algún entierro. La visita deber ser a posta y no por alguna otra cuestión. Es importante no olvidar que todos, hasta tu, algún día ya no existiremos. <br />En conclusión, además de todos esos proyectos y retos nuevos, en estas vacaciones deberíamos pensar en cómo pensamos cuando no estamos de vacaciones. Y recuerda: con todos los posibles desengaños y sueños rotos, con toda la vorágine y turbulencias del día a día, la vida es maravillosa y tenemos derecho a ser felices. Pero no basta con desearlo, comencemos el camino.David Javier García Ostoshttp://www.blogger.com/profile/07695674478082634836noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5894931929509256087.post-24498252919854695952010-07-25T11:01:00.000+00:002010-07-25T11:02:37.049+00:00Preparación de las vacaciones en familiaEn este periodo veraniego en la península ibérica, muchos de nosotros preparamos las vacaciones de la familia, muchos ya las estáis disfrutando. La preparación de las vacaciones en familia o en pareja, lleva consigo un esfuerzo adicional en aras la recompensa de unas buenas vacaciones.<br />Algunos pueden decidir la duración y las fechas de sus vacaciones, otros solo la duración y tienen que “negociar” las fechas; y muchos de nosotros no podemos decidir ni las fechas y ni la duración. En el caso de que los dos miembros de la pareja trabajen, se agrava con la sincronización de fechas. Supongamos que el primer escollo está superado.<br />Inmediatamente viene el asunto del presupuesto. ¿Cuánto dinero estamos dispuestos a gastarnos en las vacaciones o de cuánto dinero disponemos para las vacaciones? Está claro que lo ideal es proyectar unas vacaciones teniendo claro que no te quieres gastar más de cierta cantidad. Partiendo de esa cantidad, se intenta maximizar todos los aspectos de las vacaciones. Sin embargo, la situación más normal es que después de todo lo necesario para la vida diaria, comprobemos cuanto presupuesto vacacional disponemos y a partir de ahí intentemos organizarnos unas vacaciones mínimamente aceptables.<br />Es evidente que el presupuesto vacacional será determinante como punto de partida para la organización de nuestras vacaciones sabiendo la duración de las mismas y las fechas aproximadas con las que contamos.<br />Después las preferencias personales tendrán que converger en alguna de las alternativas posibles como ocio, descanso, turismo cultural, playa, campo, cerca, lejos, mi país, el extranjero… Una de las situaciones más comunes, es que alguien cede a las preferencias de la otra u otras personas en un pacto implícito de que el año que viene le complacerá. <br />Todo esto está muy bien si la familia tiene miembros adultos o al menos no muy niños. La edad de los hijos, es determinante para la elección del lugar y las características del viaje. Con los niños y las vacaciones lo más importante es implicarlos en el viaje.<br />En muchas ocasiones, cuando estamos organizando nuestras vacaciones, olvidamos algo muy importante: ¿Qué significado tienen para nosotros las vacaciones de nuestra familia, que no las nuestras? Las vacaciones en familia suponen una mayor y diferente convivencia durante unos días o semanas. Las vacaciones deberían suponer descanso, disfrute y ser gratificantes. Las vacaciones son una buena ocasión para estrechar lazos familiares, para tener y aprender juntos de experiencias nuevas. Las vacaciones tienen que traer relajación, que no estrés. <br />Todo lo anterior nos puede parecer perfecto, pero perfecto significa que debe existir una adaptación a todos los implicados. Para esto, programar lo máximo posible, común e individual y en pareja, sería lo deseable; si no es así, al menos un mínimo de programación. Deberíamos de dejar momentos para nosotros mismos, momentos para los niños, momentos para la pareja…<br />No podría cerrar estas líneas, sin dejar de pensar en esas personas que este año no tendrán vacaciones porque no tiene un puesto de trabajo, que incluso aún contando con un pequeño presupuesto, la prudencia les hace quedar en casa. <br />Recordando tiempos pasados mucho peores, en que nuestros progenitores no podían permitirse ni podían ofrecernos unas vacaciones, pienso en aquellas tardes interminables de verano en que nos negábamos a dormir la siesta, esos juegos hasta muy de noche con los mayores formando tertulias sentados en las terrazas y las puertas de las casas…Afortunadamente, luego vinieron tiempos mejores. Siempre vienen tiempos mejores.David Javier García Ostoshttp://www.blogger.com/profile/07695674478082634836noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5894931929509256087.post-82682993463683658812010-06-18T18:05:00.001+00:002010-06-18T18:08:41.644+00:00La vida en blanco y negro o un mundo de coloresTodos nosotros, en cualquier conversación de la vida cotidiana, hemos empleado los términos: “en color” o “en blanco y negro”. Es una paradoja que utilicemos el termino en blanco y negro, cuando en realidad todas las representaciones así denominadas, consisten en una composición de distintas gamas de grises.<br />Podríamos convertir esta situación en una metáfora de la vida real. Hay quienes piensan que el lenguaje es un reflejo de la visión que una sociedad tiene sobre si misma. Por tanto, trasladamos una visión de la vida de contrastes entre blanco o negro, si o no, ahora o nunca, buenos o malos, conmigo o contra mí… a nuestro lenguaje habitual.<br />Parece que nos dirigimos a una sociedad que apuesta por la dicotomía. Una sociedad en blanco y negro, una sociedad dicotómica. Si nos paraos a pensarlo un poco, todos sabemos que un dibujo no puede ser solo negro, porque necesita un fondo blanco para verse; ni solo blanco, porque precisaría un fondo negro para visualizarlo.<br />Nunca valoramos tanto el bien sino lo comparamos con el mal. No apreciamos tanto la limpieza hasta que no conocemos la suciedad. No disfrutamos tanto de la belleza sino la comparamos con la fealdad. No damos valor a nuestra salud hasta que nos ataca la enfermedad. No somos conscientes de nuestra felicidad hasta que nos golpea la desdicha. <br />Nos empeñamos en vivir una vida en blanco y negro, obviando incomprensiblemente los tonos de grises, que es como se representa verdaderamente la realidad que contemplamos en nuestro día a día. Uno de los retos más importantes a lo que nos enfrentemos en la actual sociedad moderna es volver a mirar el mundo con otra perspectiva. Gran parte de cómo nos sentimos depende de cómo miramos e interpretamos nuestro entorno. No podemos ser felices mirando nuestra realidad en blanco y negro sin tener en cuenta los diversos tonos de grises.<br />También existe mucha gente que además de percibir su realidad en los distintos tonos de grises, se abre a ver el mundo y la vida con toda su gama de colores. Podemos volver a emplear la metáfora sobre los tonos de grises. Distinguir la variedad de colores es aceptar la diversidad de personas y condiciones. Al observar nuestras vidas debemos saber que las cosas no son de un solo color y tono.<br />Tendemos a mirar las cosas sin pensar en su origen, que nos explica el porque de su presente. No debemos olvidar que existen tres colores básicos que son el amarillo, el azul y el rojo. En la nuestra sociedad actual encasillamos a la gente como si fueran colores, pero estarás de acuerdo conmigo que puede haber distintos tonos de amarillo, azul y rojo; que si mezclamos el azul y el rojo en distintas proporciones obtenemos distintos tonos de violetas; que si mezclamos el rojo y el amarillo en distintas proporciones obtenemos distintos tonos de naranjas; que si mezclamos el azul y el amarillo en distintas proporciones obtenemos distintos tonos de verdes…<br />Igual que deberíamos aprender a no calificar las situaciones como blancas o negras, sino teniendo en cuenta los distintos tonos de grises; también deberíamos aprender a aceptar a las personas en su inmensa gama de colores.<br />Este debería ser el punto de partida para nuestra felicidad personal, sabiendo que todo el mundo tiene derecho a desear su felicidad. Toda persona tiene derecho a ser feliz, con sus tonos de grises y sus gamas de colores. Un mundo lleno de grises y colores.David Javier García Ostoshttp://www.blogger.com/profile/07695674478082634836noreply@blogger.com