alguien dijo alguna vez:

“Anda plácidamente entre el ruido y la prisa, y recuerda que paz puede haber en el silencio. Vive en buenos términos con todas las personas, todo lo que puedas, sin rendirte. Di tu verdad tranquila y claramente; escucha a los demás, incluso al aburrido y al ignorante; ellos también tienen su historia.”

Anónimo, 1.693.

jueves, 11 de febrero de 2010

Hace tres años…

Hace tres años (febrero de 2007), siguiendo el consejo de un buen amigo, creé mi blog, este blog.
Al minuto después de ver como funcionaba técnicamente (cosa relativamente fácil), me hice algunas preguntas, como: ¿y que vas a escribir? ¿Quiénes te leerán? ¿Qué pretendes con el blog? ¿Qué utilidad personal o colectiva tiene?
A su vez, empecé a mirar blogs que estaban por la red. Tengo que reconocer que me impuso un gran respeto ver y leer infinidad de blogs que me parecieron interesantes y de gran calidad. Pero lo que me causo verdadero pánico fue ver otros blogs que me parecieron mediocres e incluso, en algunos casos, ridículos.
Me causa mucho respeto la gente que tiene el don de expresarse por escrito, de darlo a conocer y tener el reconocimiento de los que los leemos. Por esto, cada vez que he tenido la tentación de poder escribir algo para que lo lean otros, la mayoría de las veces me ha parecido una osadía por mi parte.
Tampoco puedo dejar de reconocer que lo que me dio más “miedo”, fue el parecer ridículo como en esos blogs que parecen instrumentos de autoafirmación, de una reafirmación del ego, una tribuna para hacer ver al mundo lo tanto que se sabe y lo bien que se piensa…
Durante estos tres años, este mismo amigo me interrogaba por mi negativa a poner en marcha mi blog. Mi respuesta siempre era la misma: “creo que no estoy preparado”. Y me insistía: “Pero si llevas media vida preparando documentos, apuntes, intervenciones, borradores…”
Sería una presuntuosidad afirmar (por escrito y en mi blog) que me siento preparado. Pero otro buen amigo, hablando de este mismo tema, me dijo con tono sarcástico una frase que habitualmente siempre uso (también en tono sarcástico) en muchas conversaciones, tanto personales, sociales como profesionales: “ahora no es el momento”.
La vida de la personas esta llena de “momentos” (oportunidades) en los que “ahora no es el momento”. Soy de los que pienso que tenemos la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan, creo que tengo cosas que compartir, así que comencemos el camino. Desde los proyectos más grandiosos, hasta el más modesto de los proyectos personales, todos comienzan con el primer paso.
Mientras nos vemos por aquí otro día, SER INFINITAMENTE FELICES.