alguien dijo alguna vez:

“Anda plácidamente entre el ruido y la prisa, y recuerda que paz puede haber en el silencio. Vive en buenos términos con todas las personas, todo lo que puedas, sin rendirte. Di tu verdad tranquila y claramente; escucha a los demás, incluso al aburrido y al ignorante; ellos también tienen su historia.”

Anónimo, 1.693.

domingo, 25 de julio de 2010

Preparación de las vacaciones en familia

En este periodo veraniego en la península ibérica, muchos de nosotros preparamos las vacaciones de la familia, muchos ya las estáis disfrutando. La preparación de las vacaciones en familia o en pareja, lleva consigo un esfuerzo adicional en aras la recompensa de unas buenas vacaciones.
Algunos pueden decidir la duración y las fechas de sus vacaciones, otros solo la duración y tienen que “negociar” las fechas; y muchos de nosotros no podemos decidir ni las fechas y ni la duración. En el caso de que los dos miembros de la pareja trabajen, se agrava con la sincronización de fechas. Supongamos que el primer escollo está superado.
Inmediatamente viene el asunto del presupuesto. ¿Cuánto dinero estamos dispuestos a gastarnos en las vacaciones o de cuánto dinero disponemos para las vacaciones? Está claro que lo ideal es proyectar unas vacaciones teniendo claro que no te quieres gastar más de cierta cantidad. Partiendo de esa cantidad, se intenta maximizar todos los aspectos de las vacaciones. Sin embargo, la situación más normal es que después de todo lo necesario para la vida diaria, comprobemos cuanto presupuesto vacacional disponemos y a partir de ahí intentemos organizarnos unas vacaciones mínimamente aceptables.
Es evidente que el presupuesto vacacional será determinante como punto de partida para la organización de nuestras vacaciones sabiendo la duración de las mismas y las fechas aproximadas con las que contamos.
Después las preferencias personales tendrán que converger en alguna de las alternativas posibles como ocio, descanso, turismo cultural, playa, campo, cerca, lejos, mi país, el extranjero… Una de las situaciones más comunes, es que alguien cede a las preferencias de la otra u otras personas en un pacto implícito de que el año que viene le complacerá.
Todo esto está muy bien si la familia tiene miembros adultos o al menos no muy niños. La edad de los hijos, es determinante para la elección del lugar y las características del viaje. Con los niños y las vacaciones lo más importante es implicarlos en el viaje.
En muchas ocasiones, cuando estamos organizando nuestras vacaciones, olvidamos algo muy importante: ¿Qué significado tienen para nosotros las vacaciones de nuestra familia, que no las nuestras? Las vacaciones en familia suponen una mayor y diferente convivencia durante unos días o semanas. Las vacaciones deberían suponer descanso, disfrute y ser gratificantes. Las vacaciones son una buena ocasión para estrechar lazos familiares, para tener y aprender juntos de experiencias nuevas. Las vacaciones tienen que traer relajación, que no estrés.
Todo lo anterior nos puede parecer perfecto, pero perfecto significa que debe existir una adaptación a todos los implicados. Para esto, programar lo máximo posible, común e individual y en pareja, sería lo deseable; si no es así, al menos un mínimo de programación. Deberíamos de dejar momentos para nosotros mismos, momentos para los niños, momentos para la pareja…
No podría cerrar estas líneas, sin dejar de pensar en esas personas que este año no tendrán vacaciones porque no tiene un puesto de trabajo, que incluso aún contando con un pequeño presupuesto, la prudencia les hace quedar en casa.
Recordando tiempos pasados mucho peores, en que nuestros progenitores no podían permitirse ni podían ofrecernos unas vacaciones, pienso en aquellas tardes interminables de verano en que nos negábamos a dormir la siesta, esos juegos hasta muy de noche con los mayores formando tertulias sentados en las terrazas y las puertas de las casas…Afortunadamente, luego vinieron tiempos mejores. Siempre vienen tiempos mejores.